Memory from an Autumn Night

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“Recuerdo de una Noche de Otoño”

Dibujo encontrado en un cuaderno de bocetos sin nombre del autor.

Las páginas siguientes están escritas con una letra diferente a la del resto del compendio, y dicen lo siguiente:

"Es una imperdible oportunidad la que se me presento, no hubo forma de que la dejara pasar, no estoy muy segura de que día es, pero si estoy segura que es 1525, por la forma en que el viento frio mece las hojas de los cedros. El invierno se acerca y en Alemania es común que se comience a festejar el solsticio de invierno con algunas semanas de anticipación, así que ese día decidí asistir a una cena como acompañante de un comerciante local llamado Julius Diermissen, era conocido por su suspicacia y buena nariz para los negocios, pero le preocupaba que su salud menguara con los años, así que comenzó a alentar a un viejo investigador de medicina que se había establecido recientemente a que le diera algo más que consejos para poder mantenerse tan vivaz como cuando joven, era inteligente, pero supersticioso, como casi todas las personas de la época, así que se dejaba llevar por la mas mínima señal de alerta.
La cena había trascurrido sin contratiempos, se bebió y rio como en cualquier otra que se hubiera realizado ese otoño, sin embargo, tal vez fue por el viento que particularmente frio corrió por las calles esa noche, o tal vez porque mi acompañante decidió no usar su abrigo más grueso, pero al tomar una bocanada de aire fresco sintió una incomodidad que no le permitió descansar mas, y comenzó a insistir en ir a hacer una visita a el que el nombraba despectivamente ‘curandero’, quería negarla pero no podía ocultar la preocupación, así que decidí acompañarlo a una visita mas esa noche.
Durante todo el camino no dejo de hablar de sus negocios y lo bien que tenía que mantenerse su salud para poder seguir llevando el negocio de su familia, al menos hasta poder criar a un primogénito. Eso no resultaba para nada interesante, pero por cortesía mantenía una sonrisa en mi boca para no producirle un malestar, pues conocía bien su forma de ser, era suspicaz, pero le faltaba un toque de sensibilidad para darse cuenta de mi falsa sonrisa; a quien le sobraba esa sensibilidad, era a ese tercera persona que nos acompañaba esa noche, un joven artista que había crecido con Julius y que recientemente había estudiado en Italia, por lo que su experiencia e influencias fueron fuertemente expandidas; el si noto mi aburrimiento pero tampoco quería mencionar nada frente a su amigo.
Llegamos a nuestro destino, una casa pequeña, pero que recientemente había sido amoldada para funcionar como taller para el curioso inquilino que se había instalado. Julius toco impaciéntenme, hasta que una silueta de un hombre un poco alto nos permitió pasar a pesar de haberlo hecho levantarse tan solo para atendernos; enorme fue mi sorpresa al ver que era un viejo conocido quien nos recibía, tal forma, que no pude ocultar mi admiración de ninguno de los hombres en esa sala, el en cambio, solo cambio su frustración por una singular hospitalidad, como si esta fuera una simple coincidencia; ni él ni yo creíamos en las coincidencias. Astutamente desvió la atendió del impaciente Julius, y mientras le hablaba sobre el cómo su dinero le había ayudado a mantener correspondencia con otro gran colega que radicaba en Colonias en ese momento y gracias a eso habían a podido avanzar en su propia investigación, mi acompañante no tenia completa confianza de la forma de actuar del anfitrión, pero los cuadros de las paredes y los libros en las repisas no le permitían la suficiente concentración para interrumpirle.
Heinrich era el nombre de aquel curioso y joven estudiante que conocí en una universidad que ahora es territorio de Francia, y ahora se me presentaba como un experimentado maestro en su profesión, el hablaba con el ansioso mercader mientras daba vueltas por la habitación, el joven artista no hallaba ningún interés en la conversación, en cambio las ilustraciones y los cuadros que alcanzaba a ver lo deslumbraban y no perdió la oportunidad para utilizar este libro de bocetos y hacer apuntes de lo que veía. En una de sus vueltas, Heinrich, me dio un libro, y si que nadie más le ollera me dijo que era una compilación de nuestro maestro Johanes, el estaba seguro de que lo encontraría disfrutable a diferencia de la conversación que se llevaba en la sala y que debía de hacer al igual que nuestro otro acompañante y aprovechar el tiempo en ese cuarto. Intrigada por el hecho de saber de qué manos venia ese libro, comencé a hojearlo y sin darme cuenta me sumergí como no lo había hecho en años, mi enajenación fue tal que un cuarto de la noche se fue sin notarlo, incluso una sonrisa emano en mi rostro, en palabras del artista, “como una flor que despierta con el primer rayo de luz de la mañana”, cosa que no percibí hasta muy tarde.
Julius y nuestro anfitrión había terminado su conversación y era momento de abandonar el recinto, y al salir y despedirnos de Heinrich el joven artista declaro la separación de nuestros caminos y con su cuaderno en mano tomo dirección a su domicilio y mi acompañante me llevo al mío, el ya no tenía la paciencia para un trato más y se despidió al ver que quedaba ya segura en mi hogar. Esa noche la inquietud no me dejo dormir.
Pasaron algunos días para que me enterara de que quien nos acompañaba esa noche y había estado dibujando en su cuaderno para no caer en aburrimiento, se había fascinado en dibujar mi retrato que dijo por fin haber visto con una sonrisa sincera, esa noche apenas pudo hacer una idea general que concluyo posteriormente y con orgullo me mostro al finalizar; quede atónita, y si no hubiera habido una interrupción en ese momento quizás hubiese notado mas sobre mi reacción por ese incidente. Ese dibujo es sobre el que escribo las anteriores líneas.
No pude volver a ver a mi retratista, nuestros caminos se han separado demasiado, a mi maestro Heinrich si tuve la dicha de visitar un par de ocasiones antes de su partida, el tuvo un singular estudiante que si tuve la dicha de conocer y ha trascendido su tiempo, al igual que el. El autor del libro que me cautivo aquella noche fue la razón de que dejar la ciudad. Hoy dejo estas líneas como recordatorio de mi paso por esta tierra y como impulso para lograr mi propia trascendencia.
Mi nombre entonces fue Liese Nachtlichtissen, Lucy es mas sencillo de recordar…“

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Un extraño fenómeno ha ocurrido en la isla de Lolita Fighter lo cual a provocado que los habitantes haya tenido una inusual oportunidad de pisar la tierra en el periodo histórico conocido como ‘Renacimiento’ y han aprovechado para retratar la peculiar experiencia.
Lucy por su parte, aprovecho para visitar al joven artista que realizo este retrato y evitar que su cuaderno de boceto se perdiera en el tiempo, aunque no ha evitado que el nombre se desvaneciera.

Datos a Tener en cuenta cobre el dibujo y el escrito:

El nombre de Lucy quiere decir "Lamparilla querida por Dios" y proviene de la lengua Alemana.


El hombre que visitan el dia del boceto es Heinrich Cornelius Agrippa von Nettesheim [link]

Y su alumno es Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim [link]

A quien mencionan como autor del libro que sostiene en sus manos es Johann Heidenberg [link]

Y son solo algunas de las personalidades que Lucy llego a conocer a lo largo de su vida, meramente durante sus estudios como Alquimista.

Para la imagen use variadas referencias, entre ellas diferentes bocetos y pinturas de Leonardo Da Vinci como: [link] y [link]

De Rafael: [link]

De Tizano: [link]

Asi como se pueden observar detalles en el fondo, referencia de un dibujo parecido a: [link] detalle: [link]

La hoja en que esta abierta el libro que sostiene Lucy, referencia: [link] detalle: [link]

y la liebre en el librero, referencia: [link] , detalle: [link]

Lapiz sobre papel, 18 x 27 cms.

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Pencil on paper, 18 x 27 cms